
30 Ene VAMPIROS EMOCIONALES O ENERGÉTICOS (II)
“Los hombres al pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente de tal forma que acaban por no vivir ni en el presente, ni en el futuro. Y viven como si nunca fuesen a morir. Y mueren como si nunca hubiesen vivido.” (Dalai Lama)
En el post anterior hemos tratado de relaciones “vampirizantes”; es decir, personas que van por la vida robando la energía emocional (aunque no sólo) a los demás, y cómo también nosotros podemos actuar de forma vampírica en alguna ocasión.
Hoy vamos a tratar del proceso que se produce dentro de nosotros cuando, en ocasiones, nos vampirizamos a nosotros mismos.
Hay circunstancias de nuestra vida que se convierten en “vampirizadoras” de nuestra propia energía emocional:
- “Antigüallas mohosas”: Todos aquellos “ideales” que siempre hemos querido conseguir o aquellas acciones que hubiéramos querido hacer y se mantienen siempre en nuestra lista de “cosas pendientes”.
- Situaciones inacabadas porque las comenzamos con mucho entusiasmo y luego nos hemos ido “enfriando” o porque las circunstancias nos han hecho focalizar en otras.
- Contactos mantenidos artificialmente y que nos descargan emocionalmente cada vez que pensamos en ellos.
- Pensamientos “rumiantes” que vuelven una y otra vez sin que podamos quitárnoslos de la cabeza.
- Baja autoestima que nos lleva a focalizarnos en los propios defectos o que nos llevan a compararnos con otros de forma superficial y masoquista.
En los procesos de Coaching, es muy importante reconocer estas situaciones para actuar de forma consciente y, de ese modo, garantizar nuestras “reservas energéticas” utilizándolas responsablemente para nuestro crecimiento y desarrollo.
QUÉ PASOS PODEMOS DAR PARA SALIR DE ESTOS “CIRCULOS VICIOSOS”
- Un primer paso importante es reconocer la propia esencia, aquello que me hace único y diferente, que me hace especial con un mensaje propio y que da un sentido a mi vida.
- Conocer mi presente, el lugar y el momento de mi vida en el que me encuentro y ver qué es lo que me aleja de mi “esencia”, qué es aquello que no me hace plenamente feliz, qué antigüallas mohosas me están dejando “sin energía”, robando las ganas de vivir en plenitud.
- Valorar las áreas de mi vida de forma holística y comprobar qué estoy haciendo en aquellas áreas en las que me encuentro más satisfecho y qué me gustaría hacer en aquellas en las que me encuentro menos satisfecho.
- Saber dónde quiero llegar, cómo y cuándo; tener conciencia clara de mí mismo en un tiempo y lugar determinado en mi futuro, puede ser a unos meses vista o un año.
- Establecer los pasos que quiero dar para caminar desde mi presente hasta ese futuro deseado de liberación y plenitud. Pasos concretos, medibles, cuantificables. En este punto es importante poner en marcha nuestro pensamiento divergente para poner en marcha todos nuestros recursos y creatividad.
- Un último paso, y no por ello el menos importante, es celebrar lo que vamos consiguiendo. De este modo, nuestras neuronas irán fijando mejor las acciones conseguidas y nuestra biología emocional nos servirá de trampolín para conseguir nuevas acciones en el futuro.
Es cierto que, en ocasiones, resulta difícil recorrer este camino de liberación en solitario. En los procesos de Coaching, el Coach te puede acompañar para realizar este gran viaje interior y exterior y te puede ayudar a disfrutar del mismo siendo más consciente del proceso y tomando tu vida responsablemente en tus manos.
Qué o quién te mantiene atado a tu pasado o a tu presente y te impide caminar con libertad? Cuándo quieres comenzar el viaje? De dónde partes y dónde quieres llegar? Cómo lo vas a hacer? Quieres que alguien te ayude?
Javier Álvarez