El mundo deportivo ha estado, como no podía ser de otra manera, abducido por los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Hemos asistido a la puesta en escena y, sobre todo, hemos contemplado a atletas en competición  en cada una de las pruebas olímpicas y a algunos de ellos les hemos visto subirse a un pódium para recoger una medalla. Una medalla o “el valor del éxito”. Para llegar a recoger esta medalla, para poder saborear este momento, hay todo un trabajo previo y, para realizar este trabajo, es necesaria una motivación. Y es entonces, cuando esa medalla se convierte también en “el valor de la recompensa”. La recompensa suele estar precedida de la motivación y es, a su vez, motivación en sí misma. Hay muchas teorías acerca de la motivación. Una de ellas indica que la motivación, como proceso, tiene varias etapas:

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