tumblr_static_tumblr_static_filename_640Hace poco tiempo volvió a caer en mis manos un artículo sobre el reino de Bután, esa pequeña monarquía constitucional del Himalaya que se encuentra entre India, Nepal y China. El 2 de junio de 1974, en su discurso de coronación, Jigme Singye Wangchuck dijo: "La felicidad nacional bruta (FNB) es mucho más importante que el producto interior bruto". Tenía 18 años y se convertía, tras la repentina muerte de su padre, en el monarca más joven del mundo. Esta frase sobre la Felicidad interior bruta o Felicidad Nacional Bruta (FNB), marcó una nueva era en el “atrasado” Bután y, quizás nos abrió los ojos a los pueblos occidentales tan marcados por el desarrollo económico que medimos nuestra felicidad y bienestar mediante el Producto Interior Bruto (PIB).

cansado“Los hombres al pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente de tal forma que acaban por no vivir ni en el presente, ni en el futuro. Y viven como si nunca fuesen a morir. Y mueren como si nunca hubiesen vivido.” (Dalai Lama) En el post anterior hemos tratado de relaciones “vampirizantes”; es decir, personas que van por la vida robando la energía emocional (aunque no sólo) a los demás, y cómo también nosotros  podemos actuar de forma vampírica en alguna ocasión. Hoy vamos a tratar del proceso que se produce dentro de nosotros cuando, en ocasiones, nos vampirizamos a nosotros mismos.

gente-toxica1Para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula” (John Kenneth Galbraith) Cuando hablamos de “vampiros energéticos o emocionales” no nos estamos refiriendo a esas criaturas surgidas de la pluma de escritores como Bram Stoker, sino a esas personas que para Albert J. Bernstein están ahí afuera, disfrazados como gente normal hasta que sus necesidades internas los convierten en depredadores. No buscan vuestra sangre, sino vuestra energía emocional… Al principio parecen mejores que las personas corrientes. Son brillantes, encantadores. Os caen bien, confiáis en ellos, esperáis más de ellos que de otras personas. Esperáis más, pero recibís menos y al final os capturan. Los invitáis a que entren en vuestra vida y rara vez os dais cuenta del error hasta que han desaparecido, dejándoos vacíos, las carteras vacías o, quizá, el corazón roto. Aún entonces os preguntáis...¿serán ellos o yo?. Son ellos. Vampiros emocionales

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