
09 Dic CUENTO DE ¿NAVIDAD?
La creatividad no consiste en una nueva manera, sino en una nueva visión (Edith Wharton)
Se están acercando las Navidades, esa época en la que las luces iluminan las calles de las ciudades y de muchos pueblos, aparecen los mercadillos que venden figuritas de barro, abetos de plástico o naturales, flores de Pascua, miles de golosinas y chocolate caliente.
Época en la que muchos comercios amplían sus horarios para poder compensar las malas ventas tras un otoño devastador; días de familia, donde hasta la publicidad nos dice que debemos “volver a casa” para darle una alegría a nuestra familia y poder degustar ese “aroma” que nos hace sentir que hemos vuelto al “seno maternal”.
Hace unos meses, un amigo me comentó que tenía miedo que llegaran esos días, que últimamente sentía rechazo por la Navidad y quería que pasara pronto porque siempre había tenido problemas con ella: las comidas o cenas familiares acababan habitualmente convirtiéndose en una pesadilla tras beber unas copas de vino, “las lenguas se soltaban” y se decían y se escuchaban cosas para las que no era el momento, todas las frustraciones del año parecían surgir ahí.
También me comentó que siempre comía más de lo que acostumbraba y eso le hacía sentir pesado y al día siguiente, en vez de fiesta, tenía un gran malestar, y se decía que la próxima vez comería más prudentemente, pero a los pocos días volvía a pasarle lo mismo.
Los regalos que siempre esperaba no le solían gustar ni los necesitaba y, los que él hacía y que le había costado tanto encontrar y/o preparar parecía que tenían el mismo efecto en aquellos a los que se los regalaba.
Y no quería volver a caer en lo mismo pero, al final, siempre caía en las mismas tradiciones y escenarios.
Hace unos días quede con este amigo a tomar un chocolate con ensaimada en un conocido y tradicional local de Palma. Estaba decorado como un árbol de navidad, con las elaboradas «neulas» mallorquinas, los camareros estaban de un humor especial y a los clientes los despedían con un «feliz navidad», la gente llenaba el local con alegres conversaciones y risas divertidas. Él volvió a tocar el tema de la navidad y cuando me empezó a decir cómo se sentía y qué pensaba hacer este año, me vino de repente a la memoria una historia que me contaron cuando era pequeño y que había ocurrido hace miles de años en el Lejano Oriente.
Un sultán se enteró que su mujer le engañaba con un esclavo y que la mujer de su hermano también le era infiel; mataron a ambas y el sultán deseo vengarse de todas las mujeres por lo que ordenó a su visir conseguirle una esposa cada día, alguna hija de sus cortesanos, y después ordenaría matarla en la mañana.
Este horrible designio fue roto por Sherezade, hija del visir.
Ella comprendió que, si repetía lo que las anteriores habían hecho, tendría el mismo final, moriría a la mañana siguiente y decidió cambiar la estrategia y lo llevó a cabo: se ofreció como esposa del sultán y la primera noche logró sorprenderle contándole un cuento. El sultán se entusiasmo con el cuento, pero la muchacha interrumpió el relato justo antes del alba y prometió el final para la noche siguiente. Así, durante mil noches. Al final, ella dio a luz a dos hijos y después de mil y una noches, el sultán, que se había enamorado de ella, conmutó la pena y vivieron felices.
Adquiramos la magia de cambiar, teniendo un sueño, creyendo en él y luchando por él (Miguel Ángel Cornejo)
Y según estaba pensando en esta historia, mi amigo me comentó que hacía decidido vivirla este año de modo diferente. No quería que fuera la Navidad que le imponían desde fuera, con sus luces, sus abetos, sus guirnaldas, sus cenas… sino una Navidad donde aprovechara para hacer todas aquellas cosas que en otros momentos no había podido hacer.
Quería regalarse y regalar felicidad y estar tranquilo. Quería regalarse momentos de paz para poder leer el libro que durante el año no había podido leer, ver las películas que no había podido ver… en definitiva, “contarse” la navidad de una manera nueva y diferente.
Después de todo, muchas veces cambiando el cómo cambias el qué!
Y tu, cómo vives “estas fechas”?
Cómo te gustaría vivirlas? Cuál es el espíritu de “tu” Navidad?
Para qué te gustaría vivirlas así?
Qué vas a hacer de “diferente” este año para que se parezcan a ese deseo?