Estamos en pleno  verano. Se nos abre un mundo de posibilidades para interactuar con la naturaleza, disfrutar del ocio y del deporte. El ejercicio físico es una buena manera de mejorar nuestra calidad de vida, llenar nuestro tiempo y mantenernos activos. El escenario donde vamos a llevar a cabo estas actividades es muy importante. La playa, el mar, la naturaleza… son ideales para lograr un estado de tranquilidad y relax adecuado, que se fomentará al eliminar tensiones a través del ejercicio. Ventajas:

Todos los que disfrutáis de la maravillosa experiencia de “navegar” sobre las olas en un kayak entenderéis la fuerte vivencia que estoy experimentando al haber comenzado hace poco tiempo a practicar este deporte. Cuando te acercas y “caminas” un paisaje cualquiera, un parque natural, unos senderos junto a unos acantilados… percibes la realidad de una determinada manera, de un determinado punto de vista; sin embargo, cuando ese mismo día te subes a un kayak y comienzas a palear y ves ese mismo parque natural, esos mismos acantilados, desde el mar, parece que todo ha cambiado, obviamente  el lugar desde dónde se mira, pero con él, incluso, toda una serie de creencias, valores, fortalezas, emociones… podríamos decir que cambia el paradigma.

“No puede impedirse el viento, pero pueden construirse molinos” (Proverbio holandés)

Las personas con una resiliencia elevada tienen una forma de ver, entender y sentir la vida que estimula al sistema inmunitario para que no pierda fuerza antes las adversidades y, de ese modo, enfermen menos o padezcan menos los estragos del estrés. Esto, a su vez, favorece que se enfrenten a cada circunstancia de una forma más constructiva e inteligente. A veces, una imagen vale más que mil palabras y la imagen de esos pins barraquers en la costa de Mallorca, pinos remodelados para adaptarse a las circunstancias climáticas, a la constancia de los vientos, nos puede acercar a la idea de la resiliencia.

Disfrutar del presente de forma sana nos hace ver el futuro con más optimismo. Cuando oímos la palabra Primavera, a la mayoría nos vienen  a la mente imágenes de campos verdes, buen tiempo, flores, el canto de los pájaros… Todo eso es cierto, pero a muchos otros  les vendrán  otras imágenes y sensaciones como picor de ojos, taponamiento nasal, dolor de cabeza  y estornudos; y es que junto con las maravillas que nos brinda  la madre naturaleza está el polen de muchas plantas como el olivo, trigo, cebada y toda la familia de las gramíneas. Al nacer, nuestro sistema inmunitario es inmaduro, se va perfeccionando sobre todo durante la infancia. El aprendizaje se basa en el reconocimiento progresivo de las sustancias que van entrando en contacto con nuestro cuerp0. Hay ocasiones en las que el sistema inmune de la persona reconoce el polen, el polvo u otras sustancias  como extrañas, como potencialmente peligrosas sin serlo, y reacciona frente a ellas.

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